No podrás ser escritora.
Dónde se vio una mujer poeta y maldita.
No lo dudes. Serás loca, depresiva y hasta suicida.
Pero escritora, contadora de historias, poeta, artista: jamás.
Así que silencia tus manos, cierra los labios y baja esta escalera, anda.
Que no fue hecha para ti la torre de marfil ni la historia reclamará mañana tu pluma.
Asume tu destino, muchacha. Que no te reserva sino el abismo hondo y terrible de la mediocridad.
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